Antigüedad - Siglo XVIII: Primeros Diseños y Teorías

Antigüedad - Siglo XVIII: Primeros Diseños y Teorías Se sabe que alrededor del año 400 a. C., Arquitas de Tarento, un estudioso de la Antigua Grecia, construyó un artefacto de madera que él mismo bautizó con el nombre de "Peristera" (en griego: Περιστέρα, "Paloma"), que tenía forma de ave y era capaz de volar a unos 180 metros de altura. Utilizaba un chorro de aire para alzar el vuelo, pero no se tiene constancia de qué era lo que producía ese chorro. El objeto volador se amarraba mediante unas cuerdas que permitían realizar un vuelo controlado hasta que el chorro de aire terminaba. Este artefacto de madera probablemente fue la primera máquina voladora capaz de moverse por medios propios.

jueves, 24 de febrero de 2011

Aviacion en la Antiguedad

 

La historia de la aviación se remonta a la antigüedad, muy cerca de la historia de la humanidad. Desde sus orígenes las aves fueron fuente de admiración e inspiración del humano y las ganas de volar siempre estuvieron presentes.
En la antigüedad los sabios profesaban que para poder volar era necesario que el hombre pudiera imitar el movimiento de alas impreso por las aves. Luego supusieron que era necesario emplear un medio como el humo y el aire. 


Ya en el siglo V se inventó un aparato capaz de volar, fue la cometa o papalote. Un invento que no supuso un gran avance pero que demostró la posibilidad que había de volar para otras especies además de las aves.
Hubo que esperar hasta el siglo XIII para que el inglés Roger Bacon descubriera que el aire era capaz de soportar una máquina, tal como el agua lo hacía con los barcos. A partir de los pensamientos de Bacon, un siglo después Leonardo Da Vinci realizó unos diseños que terminaron por ser la inspiración de la hélice, el planeador, el helicóptero y el paracaídas. 
Pero Da Vinci además inventó un artefacto con alas como las de un pájaro que era movido mecánicamente y denominó ornitóptero.   
Estos fueron los primeros avances en la historia de la aviación, avances que permitieron al hombre soñar con que se podía volar y generar el espíritu investigador de las nuevas generaciones que desearían planear en el aire.
Historia de la aviacion

 La historia de la aviacion entró en un largo impasse que no daba esperanzas a los soñadores del aire, hasta que en el siglo XIX George Caley, un ingeniero aeronáutico inglés logró transportar humanos con cometas y planeadores. También diseñó un aparato en forma de helicóptero que era propulsado por una hélice que estaba dispuesta en el eje horizontal. George Caley se considera aún hoy el padre de la aviación en Inglaterra.
Ahora si la historia de la aviación había ingresado en una etapa que prometía prosperar, eran muchos los avocados a sus estudios e invenciones.
En la década de 1840 John Stringfellow y William Samuel Henson pretendieron realizar el primer vuelo comercial de transporte de pasajeros, pero el aparato construido despegó pero no se elevó.
El transporte de humanos se logró recién en 1893 con la cometa en forma de caja diseñada por Lawrence Hargrave y esta técnica se desarrolló con las variadas cometas de tetraedro que diseñó Graham Bell entre 1895 y 1910.


Pero llegamos a una fecha clave en la historia de la aviación moderna, el 17 de diciembre de 1903, cuando los hermanos Orville y Wilbur Wright en Carolina del Norte, Estados Unidos, lograron elevarse en una aeronave propulsada a motor y más pesada que el aire por un lapso de 59 segundos a unos 260 metros. Desde ese día los hermanos Wright se consideran los pioneros de la aviación en el mundo entero.  
En adelante se comenzó a avanzar a pasos agigantados, si consideramos que comenzamos esta historia en el siglo V y estamos en el XX. 
Tres años después de los hermanos Wright se realizó el primer vuelo oficial en Europa. Alberto Santos Dumont, un brasileño que había diseñado un aeroplano llamado 14-bis, voló una distancia de 220 metros en 22,5 segundos.
Para 1908 Orville Wright ya realizaba un vuelo de una hora de duración, acompañado además del teniente Frank P. Lamh.
Durante la Primera Guerra Mundial los aviones evolucionaron muchísimo y fueron fabricados masivamente.
En adelante los avances en la aeronáutica mundial han sido sumamente vertiginosos, pero los orígenes fueron estos y su evolución ha sido tan asombroso que los aviones son considerados hoy en día el medio de transporte más seguro de todos.


 
Muchas personas decían que volar era algo imposible para las capacidades de un ser humano. Pero aun así, el deseo existía, y varias civilizaciones contaban historias de personas dotadas de poderes divinos, que podían volar. El ejemplo más conocido es la leyenda Ícaro y Decalo, que encontrándose prisioneros en la isla de Minos, se construyeron unas alas con plumas y será para poder escapar. Ícaro se aproximó demasiado al Sol y la cera de las alas comenzó a derretirse, haciendo que se precipitara en el mar y muriera. Esta leyenda era un aviso sobre los intentos de alcanzar el cielo, semejante a la historia de la Torre de Babel en la Biblia, y ejemplifica el deseo milenario del hombre de volar.


Se sabe que alrededor del año 400 A. de C., Arquitas de Tarent, un estudioso de la Antigua Grecia, construyó un artefacto de madera que él mismo bautizó con el nombre de "Peristera" (en griego:, "Paloma"), que tenía forma de ave y era capaz de volar a unos 180 metros de altura. Utilizaba un chorro de aire para alzar el vuelo, pero no se tiene constancia de qué era lo que producía ese chorro. El objeto volador se amarraba mediante unas cuerdas que permitían realizar un vuelo controlado hasta que el chorro de aire terminaba. Este artefacto de madera probablemente fue la primera máquina voladora capaz de moverse por medios propios.


En el año 852, el andalusi Abdas Ibn Firnas, se lanzó desde el minarete de la Mezquita de Cor con una enorme lona para amortizar la caída, sufriendo heridas leves, pero pasando a la historia como el precursor de los modernos paracaidas. En el 875, contando con 65 años de edad, Ibn Firnás se hizo confeccionar unas alas de madera recubiertas de tela de seda que había adornado con plumas de rapaces. Con ellas se lanzó desde lo alto de una colina, y logró permanecer en el aire durante un breve espacio de tiempo, aunque hay relatos que afirman que voló durante más de diez minutos. El aterrizaje resultó muy violento y Abbás Ibn Firnás se fracturó las dos piernas, pero consideró que la experiencia había sido un éxito, al igual que la gran multitud de personas que lo observaron.


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